CASCO SI, CASCO NO

Ahora que estamos esperando que salga el reglamento de la nueva Ley de Seguridad Vial, que por cierto con bastante retraso desde su aprobación, y digo esperando por que es así, esperando para ver lo que tenemos que hacer con respecto al uso del casco, porque se oyen muchos comentarios, desde que solo será obligatorio en los menores de edad, que será obligatorio para todos en carretera, en ciudad, etc., etc., esperemos salir pronto de dudas.

Y me pregunto yo, será positivo, será negativo; desde mi punto de vista y de mi experiencia, diría que será positivo, aunque a muchos les parezca que no.

Me acuerdo de aquellas añoradas chichoneras con las que se nos obligaba a correr en las antiguas carreras, que más que protecciones para la cabeza, parecían esos modernos cortes de pelo y a colorines que llevan hoy muchos jóvenes, luego empezaron a venir aquellos enormes cascos que por cierto mucho pesaban, a continuación aquellos que solo era el corcho blanco y que se disponía de juegos de fundas y como si todos los días lleváramos un casco distinto y ahora nos inundan los nuevos cascos de tan solo gramos en su peso, con muchas ventanas de aireación, que junto con las modernas gafas parecemos ciclistas siderales, desde luego mucho nos está cambiando este deporte del pedal, pero lo que si puedo decir es lo que en mi no cambia es el defender y apoyar el uso del casco ya sea con mi ejemplo, hasta en esas tertulias en la que a veces nos encontramos los aficionados a la bicicleta, o incluso con este mismo articulo.

En mis comienzos ciclistas, desde luego no usábamos el casco, con lo cual cuando llegó la hora de tener que empezar a utilizarlos, fui reacio a su uso, lo veíamos incomodo, antiestético, pesado, en definitiva que nos molestaban, me acuerdo cuando subíamos aquellos Lagos con el más que casco, parecía un orinal, y muchos se lo quitaban y aunque si puedo decir que yo nunca me lo quité, no se si por no cargar con él encima del manillar, por no tirarlo porque la verdad valían unas pesetas, o es que de verdad me sentía más seguro con él puesto, sea lo que sea, al día de hoy sigo sin quitármelo nunca y la verdad no se si sería capaz de salir sin mi querido casco a juego con mi maillot, ¿y os digo la verdad?, sí, me siento mucho más seguro con él puesto, si amigos, soy de esos que como los antiguos caballeros también se lo ponían en sus enfrentamientos en los torneos, y es que la carretera es como un torneo, tienes que estar atento a todo y a todos, pues cualquier descuido o error puede traer consecuencias no deseadas, y la verdad que si me toca a mi, me gustaría estar con mi casco echándome una mano.

Así que desde estas líneas, os invito a todos a que reflexionéis un poco sobre su uso, que pongáis en la balanza a un lado los aspectos positivos y al otro los negativos, y seguro que algunos os llevareis una sorpresa, y lo que si me apena, es la poca aceptación del uso del casco que existe entre muchos profesionales del ciclismo, y que, desde luego, con esa mala imagen que ofrecen, sobre todo, ante los más jóvenes, no aportan ese elemento de sentido común que se necesita en la práctica de un deporte donde existen riesgos y muchos más si no se usa el casco, y escudándose para su no uso, en el mayor sufrimiento que se padece al llevarlo puesto, no me parece ni real ni justo, pues si en algo llamamos la atención es, en la capacidad de sufrimiento que tenemos todos los que nos hemos decidido por este querido y noble deporte que se realiza encima de una bicicleta.

          Juan Martínez Rey, Presidente del Club Ciclista Ferrol 

  

 

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