UNA CARTA COMO PEQUEÑO HOMENAJE A NUESTRO AMIGO Y COMPAÑERO GERARDO VÁZQUEZ IGLESIAS, 'PUPI'

 

Por CLUB CICLISTA MURALLA

 Se nos marchó sin despedirse, y eso no era habitual en él, siempre tan correcto. Como iba a imaginar nuestro amigo Gerardo que en la carretera, entrenando, haciéndolo todo bien, como acostumbraba, pondría punto final al ciclismo, su gran pasión, y a otras muchas cosas.

 

 Su vida se diluyó envuelta en el escenario de un accidente, cuando practicaba lo que más le gustaba, pero esto ni de lejos es consuelo para un hombre de su responsabilidad.

 

 Era él quién, cuando se transitaba en grupo por carretera, advertía de los peligros del tráfico, recordaba que había que circular por la derecha, no arriesgar, etc. Que poco merecimiento y que gran contrasentido tiene que resultase víctima de un error en un vial.

 

 No repuestos de la ausencia del que fue nuestro hermano mayor en el club, ahora nos alcanza otro suceso tan lastimoso.

 

 Gerardo, lejos de pasar desapercibido, mantenía, aún sin quererlo, una notable influencia en el devenir del club, del que fue miembro fundador, hace ya catorce años. Pues su experiencia -llevaba cerca de treinta años con licencia de la F.G.C.- le proporcionaba un saber estar que no todos los ciclistas alcanzan.

 

 Su discreción podría ofrecer una apariencia introvertida, pero cuando se le pedía su parecer era para concluir una posible discusión, pues él lo conocía todo del ciclismo profesional, estaba al día de la más mínima innovación tecnológica de la bicicleta, te ponía a punto la montura o aconsejaba del desarrollo preciso.

 

 Salir a cualquier actividad con Gerardo era una garantía de auxilio. Cuantas veces se apeó de la bici para ayudar a un averiado. Ahora, a los 44 años, disfrutaba del mejor fairplay y era feliz rodando en carretera o en mountain bike.

 

 Acostumbraba a llegar ajustado de horario a la línea de salida o a una reunión, y bromeando nos metíamos con él, señalándole si había dejado todo en orden. Eso sí, su bicicleta siempre era la mejor presentada, con aquellos colores azul y amarillo que él decía que eran de un caballero medieval. Hoy no nos importaría esperarle el tiempo que fuera...

 

 Se nos fue el Pupi -su cariñoso apodo- y todavía no aparece creíble que ya no esté con nosotros. Pero lo cierto es que ya no conoció el desenlace del Tour, ni podrá ver rodar próximamente la Vuelta a España alrededor de su muralla, frente a la cual vivió hasta hace pocos años, y también compitió en su perímetro en carreras del Corpus, ya muchas temporadas atrás.

 

 Pero por delante de su gran devoción ciclista estaba su madre, Elisa, con la que vivía, y cuidaba con el mejor de los desvelos, y a quien transmitíamos nuestro máximo afecto.

 

 El Pupi, que siempre acababa las etapas, sin quererlo entregó la cuchara cuando tenía fuerzas para mucho más.

 

 El ciclismo de Lugo lo tenía en la mayor de las estimas, y él lo sabía.

 

 Orgullosos todos de haber disfrutado de su compañía.

 Carta hecha por el Club Ciclista Muralla de Lugo, para rendir un pequeño homenaje a la personalidad de Gerardo Vázquez Iglesias, 'Pupi', y que fue publicada en el  periódico El Progreso el día 26 de Julio del año 2006

  

 

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